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La delegación dominicana que observa aquí cómo opera el programa “Cultivando Agua Buena” (CAB) quedó ayer gratamente impresionada con la participación de un grupo de niños y niñas de escuelas públicas en la recuperación del nacimiento de un río y con otro proyecto que ha permitido rescatar a adolescentes en situación social crítica.
El proceso de recuperación se desarrolló en el nacimiento del río Arroyo Fundo, en el municipio Marechal, lo que eleva a 50 el número de acuíferos recuperados con la participación de estudiantes de diversas escuelas integradas al programa CAB.
El objetivo de este componente de CAB es la preservación de los recursos hídricos, con protección y recuperación de los nacientes en las cabeceras de los ríos y arroyos de la región, pero al mismo tiempo poner en contacto a los niños y adolescentes con este modelo de desarrollo sostenible.
Los niños y niñas, supervisados por técnicos del programa y en presencia de algunos de sus padres, terminaron con sus ropas, manos y rostros marcados por la tierra y el cemento, pero también con sonrisas de satisfacción cuando vieron completado el proceso con su aporte.
El método consiste en sacar toda la tierra que cubre el nacimiento del río hasta ubicar la parte seca, donde se colocan tubos PVC y luego cemento para evitar su obstrucción a causa del sedimento.
El trabajo de estos alumnos de diferentes escuelas ha permitido el acceso al agua de pequeños productores integrados al programa de agricultura familiar de CAB, una iniciativa que se pretende replicar en República Dominicana.
“La mejor manera de involucrar a los niños y niñas en la educación ambiental es con la práctica”, precisó Jair Kotz, superintendente de Gestión Ambiental de Itaipú Binacional, la empresa que auspicia el programa CAB.
Tres de los niños que participaron en el proceso hablaron ante la delegación dominicana y expresaron sentirse felices por la oportunidad de aportar a la agricultura y la conservación de los recursos naturales en el municipio donde residen.
Por la delegación dominicana, Yossi Abadi, coordinador en el país del programa CAB, dijo que cuando se observa a una niña de nueve años decir que “amar es cuidar” y a un niño de ocho años hablando de la importancia de cuidar el medio ambiente, se puede comprender que en esta región se está cultivando esperanza.
“El cambio cultural comienza con la educación de los niños más pequeños. Este programa es una herramienta extraordinaria para impulsar la visión del presidente Danilo Medina de una inclusión social de la población más vulnerable del país”, añadió.
El proceso de recuperación se desarrolló en el nacimiento del río Arroyo Fundo, en el municipio Marechal, lo que eleva a 50 el número de acuíferos recuperados con la participación de estudiantes de diversas escuelas integradas al programa CAB.
El objetivo de este componente de CAB es la preservación de los recursos hídricos, con protección y recuperación de los nacientes en las cabeceras de los ríos y arroyos de la región, pero al mismo tiempo poner en contacto a los niños y adolescentes con este modelo de desarrollo sostenible.
Los niños y niñas, supervisados por técnicos del programa y en presencia de algunos de sus padres, terminaron con sus ropas, manos y rostros marcados por la tierra y el cemento, pero también con sonrisas de satisfacción cuando vieron completado el proceso con su aporte.
El método consiste en sacar toda la tierra que cubre el nacimiento del río hasta ubicar la parte seca, donde se colocan tubos PVC y luego cemento para evitar su obstrucción a causa del sedimento.
El trabajo de estos alumnos de diferentes escuelas ha permitido el acceso al agua de pequeños productores integrados al programa de agricultura familiar de CAB, una iniciativa que se pretende replicar en República Dominicana.
“La mejor manera de involucrar a los niños y niñas en la educación ambiental es con la práctica”, precisó Jair Kotz, superintendente de Gestión Ambiental de Itaipú Binacional, la empresa que auspicia el programa CAB.
Tres de los niños que participaron en el proceso hablaron ante la delegación dominicana y expresaron sentirse felices por la oportunidad de aportar a la agricultura y la conservación de los recursos naturales en el municipio donde residen.
Por la delegación dominicana, Yossi Abadi, coordinador en el país del programa CAB, dijo que cuando se observa a una niña de nueve años decir que “amar es cuidar” y a un niño de ocho años hablando de la importancia de cuidar el medio ambiente, se puede comprender que en esta región se está cultivando esperanza.
“El cambio cultural comienza con la educación de los niños más pequeños. Este programa es una herramienta extraordinaria para impulsar la visión del presidente Danilo Medina de una inclusión social de la población más vulnerable del país”, añadió.
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