El Consorcio Ambiental Dominicano (CAD) acaba de firmar un convenio con una empresa de chocolate artesanal de Toronto, Canadá, la que se ha comprometido a comprar durante cinco años cacao orgánico producido en una finca privada en San Francisco de Macorís dedicada a la conservación de la biodiversidad, denominada Reserva El Zorzal.
Esa transacción comercial tiene la particularidad de que al tiempo que la empresa canadiense Chocosol compra cacao también adquiere bonos de carbono, concepto por el cual por cada tonelada de cacao estará pagando un monto adicional.
Chocosol ha sido definida por el CAD como una empresa socialmente responsable, comprometida con la producción limpia y la reducción de dióxido de carbono (CO2) en su proceso productivo, por lo que usa maquinarias con tecnología tradicional y adquiere bonos de carbono para compensar sus emisiones.
Resulta que la reserva El Zorzal, además de conservar el hábitat de esa ave migratoria, tiene entre sus propósitos el secuestro de CO2 en sus bosques, la certificación de esa captura y su colocación en el mercado mediante créditos de carbono forestal. Se trata de un mecanismo con el que pretende alcanzar ingresos para la sostenibilidad de la reserva, mayor rentabilidad para los productores localizados en esa demarcación donde los cacaotales son un cultivo predominante, y aportar a la lucha contra el cambio climático.
Los bosques tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de CO2 durante la fotosíntesis, puesto que cuando los árboles están creciendo absorben el CO2 de la atmósfera y lo almacenan en el tronco, en las ramas, en las raíces y en el suelo, y cuando dejan de crecer todo ese carbono se queda almacenado si el bosque es conservado.
Transacción certificada
El mercado de carbono forestal es uno de los mecanismos propuestos por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) para enfrentar el calentamiento global. Se trata de un mercado voluntario en el que vendedores y compradores de bonos de carbono -denominados Reducción Verificada de Emisiones (VER)- realizan transacciones libremente.
La captura de emisiones de carbono en los bosques y en los cacaotales de la reserva El Zorzal está siendo certificada por el sistema Plan Vivo, que posee un conjunto de estándares basados en el Pago por Servicios Ambientales (PSA) que fue desarrollado por el Centro de Edimburgo para la Gestión de Carbono (CCME, sigla en inglés), la Universidad de Edimburgo y el Centro de Investigaciones Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), con fondos de la cooperación inglesa.
Ese estándar apoya a las comunidades rurales, especialmente a través de pequeños productores, para que manejen de forma sostenible sus recursos naturales a fin de que generen medios de subsistencia y beneficios para el clima y los ecosistemas.
César Rodríguez, director ejecutivo del CAD, ha indicado que las acciones de conservación son desarrolladas por la Fundación Loma Quita Espuela (FLQE), la Sociedad para el Desarrollo del Nordeste (SODIN), el Centro Vermont de Estudios Ecológicos y las comunidades locales, con el apoyo técnico y financiero del Ministerio de Medio Ambiente, el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF, sigla en inglés), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente.
En el marco de esa iniciativa se han implementado actividades de reforestación, conservación de bosques, agroforestería, restauración de áreas y la prevención de la deforestación, las que son realizadas por pequeños propietarios o por las comunidades.
Un buen plus
Respecto a la transacción comercial, el ejecutivo dijo que el cacao “fue muy bien colocado con relación al mercado actual, por el plus de créditos de carbono. Eso es parte de lo que está comprando y puede argumentar que su empresa reduce las emisiones porque está adquiriendo emisiones. Con ese modelo nosotros vamos a establecer que todo el cacao que se venda esté vinculado a bonos de carbono, involucrando a empresas que son socialmente responsables”.
A esos fines, dijo que harán alianzas con productores pequeños colindantes con la reserva privada. Tan solo en la reserva privada estiman una reducción de mil toneladas de CO2 equivalente.
En procura de la expansión de la iniciativa, esa alianza de instituciones ambientalistas dominicanas realizó una misión de negocios e intercambio de experiencias en Boston, Nueva York y Vermont, en Estados Unidos.
En ese último estado realizaron una reunión de negocios en la fábrica que elabora la línea de chocolate Blue Bandana utilizando cacao de Madagascar y Guatemala, con el interés de suplirle cacao orgánico dominicano.
Jesús Moreno, presidente del CAD y de la Fundación Loma Quita Espuela, y quien participó de la misión, la calificó de exitosa. Dijo que representantes de la empresa se comprometieron a visitar el país próximamente para conocer con detalles el proyecto.
(+)
EN CONTEXTO
El director ejecutivo del CAD, César Rodríguez, precisa que la venta de bonos de carbono forma parte del programa para la conservación del hábitat del zorzal migratorio, que se reproduce en el nordeste de Norteamérica y visita anualmente zonas boscosas del país, donde permanece prácticamente la mitad del año.
Debido a la pérdida de hábitat esa especie se encuentra en peligro, por lo que tanto en el país como Canadá y Estados Unidos, entidades ambientalistas trabajan para conservar y recuperar bosques. En el caso dominicano se procura crear un corredor biológico que conecte las reservas científicas Loma de Quita Espuela y Loma de Guaconejo, en la cordillera Septentrional.
“Para el corredor del que te hablo nosotros tenemos la aspiración de crear otras reservas privadas, que tierras que son pastos sean convertidas en bosques, no en una plantación forestal, diciéndole al productor:‘si tú haces esto se te va a pagar unos créditos por el carbono que se guarde ahí. Eso irá de manera ascendente. Ese es el incentivo que tiene ese productor de convertir ese pasto que no le da resultado productivamente en un bosque por el que va a recibir un incentivo por mucho tiempo”, explica.
Todo ese proceso conllevará, además, la mejora de las plantaciones de cacao, con variedades nativas altamente productivas.
Esa transacción comercial tiene la particularidad de que al tiempo que la empresa canadiense Chocosol compra cacao también adquiere bonos de carbono, concepto por el cual por cada tonelada de cacao estará pagando un monto adicional.
Chocosol ha sido definida por el CAD como una empresa socialmente responsable, comprometida con la producción limpia y la reducción de dióxido de carbono (CO2) en su proceso productivo, por lo que usa maquinarias con tecnología tradicional y adquiere bonos de carbono para compensar sus emisiones.
Resulta que la reserva El Zorzal, además de conservar el hábitat de esa ave migratoria, tiene entre sus propósitos el secuestro de CO2 en sus bosques, la certificación de esa captura y su colocación en el mercado mediante créditos de carbono forestal. Se trata de un mecanismo con el que pretende alcanzar ingresos para la sostenibilidad de la reserva, mayor rentabilidad para los productores localizados en esa demarcación donde los cacaotales son un cultivo predominante, y aportar a la lucha contra el cambio climático.
Los bosques tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de CO2 durante la fotosíntesis, puesto que cuando los árboles están creciendo absorben el CO2 de la atmósfera y lo almacenan en el tronco, en las ramas, en las raíces y en el suelo, y cuando dejan de crecer todo ese carbono se queda almacenado si el bosque es conservado.
Transacción certificada
El mercado de carbono forestal es uno de los mecanismos propuestos por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) para enfrentar el calentamiento global. Se trata de un mercado voluntario en el que vendedores y compradores de bonos de carbono -denominados Reducción Verificada de Emisiones (VER)- realizan transacciones libremente.
La captura de emisiones de carbono en los bosques y en los cacaotales de la reserva El Zorzal está siendo certificada por el sistema Plan Vivo, que posee un conjunto de estándares basados en el Pago por Servicios Ambientales (PSA) que fue desarrollado por el Centro de Edimburgo para la Gestión de Carbono (CCME, sigla en inglés), la Universidad de Edimburgo y el Centro de Investigaciones Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), con fondos de la cooperación inglesa.
Ese estándar apoya a las comunidades rurales, especialmente a través de pequeños productores, para que manejen de forma sostenible sus recursos naturales a fin de que generen medios de subsistencia y beneficios para el clima y los ecosistemas.
César Rodríguez, director ejecutivo del CAD, ha indicado que las acciones de conservación son desarrolladas por la Fundación Loma Quita Espuela (FLQE), la Sociedad para el Desarrollo del Nordeste (SODIN), el Centro Vermont de Estudios Ecológicos y las comunidades locales, con el apoyo técnico y financiero del Ministerio de Medio Ambiente, el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF, sigla en inglés), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente.
En el marco de esa iniciativa se han implementado actividades de reforestación, conservación de bosques, agroforestería, restauración de áreas y la prevención de la deforestación, las que son realizadas por pequeños propietarios o por las comunidades.
Un buen plus
Respecto a la transacción comercial, el ejecutivo dijo que el cacao “fue muy bien colocado con relación al mercado actual, por el plus de créditos de carbono. Eso es parte de lo que está comprando y puede argumentar que su empresa reduce las emisiones porque está adquiriendo emisiones. Con ese modelo nosotros vamos a establecer que todo el cacao que se venda esté vinculado a bonos de carbono, involucrando a empresas que son socialmente responsables”.
A esos fines, dijo que harán alianzas con productores pequeños colindantes con la reserva privada. Tan solo en la reserva privada estiman una reducción de mil toneladas de CO2 equivalente.
En procura de la expansión de la iniciativa, esa alianza de instituciones ambientalistas dominicanas realizó una misión de negocios e intercambio de experiencias en Boston, Nueva York y Vermont, en Estados Unidos.
En ese último estado realizaron una reunión de negocios en la fábrica que elabora la línea de chocolate Blue Bandana utilizando cacao de Madagascar y Guatemala, con el interés de suplirle cacao orgánico dominicano.
Jesús Moreno, presidente del CAD y de la Fundación Loma Quita Espuela, y quien participó de la misión, la calificó de exitosa. Dijo que representantes de la empresa se comprometieron a visitar el país próximamente para conocer con detalles el proyecto.
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EN CONTEXTO
El director ejecutivo del CAD, César Rodríguez, precisa que la venta de bonos de carbono forma parte del programa para la conservación del hábitat del zorzal migratorio, que se reproduce en el nordeste de Norteamérica y visita anualmente zonas boscosas del país, donde permanece prácticamente la mitad del año.
Debido a la pérdida de hábitat esa especie se encuentra en peligro, por lo que tanto en el país como Canadá y Estados Unidos, entidades ambientalistas trabajan para conservar y recuperar bosques. En el caso dominicano se procura crear un corredor biológico que conecte las reservas científicas Loma de Quita Espuela y Loma de Guaconejo, en la cordillera Septentrional.
“Para el corredor del que te hablo nosotros tenemos la aspiración de crear otras reservas privadas, que tierras que son pastos sean convertidas en bosques, no en una plantación forestal, diciéndole al productor:‘si tú haces esto se te va a pagar unos créditos por el carbono que se guarde ahí. Eso irá de manera ascendente. Ese es el incentivo que tiene ese productor de convertir ese pasto que no le da resultado productivamente en un bosque por el que va a recibir un incentivo por mucho tiempo”, explica.
Todo ese proceso conllevará, además, la mejora de las plantaciones de cacao, con variedades nativas altamente productivas.
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